Muchos años después vuelvo a mi pueblo,
con la maleta llena de detalles,
recorro con la mirada hoy, sus calles y
cada rostro que a mi lado pasa.
Visito el parque de mi infancia; maravillada,
sintiendo lo que en aquel lugar viví,
una glorieta iluminada al son de la música de
aquel lejano tiempo.
Ilusionada, quiero volver hasta el mercado,
la fruta fresca y el pan caliente,
el olor a café estimulaban mis papilas
ahora frente a él, me desconcierto.
Quiero escuchar la voz de Pirín
−Gritando ¡fritura fresca!
En su lugar un musculoso chico
mostrando detergentes sin fin.
Miro al frente buscando al tabaquero,
recuerdo sus hojas secas del techo al suelo,
una mujer gorda, trae una bandeja llena de
anzuelos.
Giro la cabeza, pienso en aquel moreno
de ojos saltones que ofrecía mangos,
plátanos y melones, en su lugar
unos chinos venden flor y veneno.
Confusa y agobiada
no conozco nada.
Mil voces recorren mi memoria,
sintiéndome incapaz de orientar aquí mi historia.
Mi casa grande, llena de muebles y recuerdos
ante esta puerta pequeñita, tablones sueltos
portal ruinoso y destartalado
un nudo en mi: ¡esa no es mi casa grande!
Mirando mis manos desconcertada,
un manojo de arrugas temblorosas,
unas lágrimas recorren mis mejillas,
yo tampoco soy la que ayer fui.
Mi recuerdo y mis emociones,
hicieron de mi pueblo algo
que hoy no es, una chica que me mira
me pregunta ¿ A quien busca?
Resignada le contesto,
a margarita la maestra
a Manuela la costurera
a Emilio el zapatero
a Luisa la loca, a Piñera la biscochera
ella hizo las mejores magdalenas
que recuerdo.
Soy la bisnieta de Margarita
no la conocí, pero mi madre igual
que usted la recordaba. La iglesia
nueva, hermosa dice ella orgullosa.
Ni siquiera la virgen del carmen
patrona de mi pueblo era la que
recordaba, una nueva imagen
aguardaba encima del retablo.
Como extraña en medio de otra vida
buscaba en los rincones de este pueblo
lo que imaginaba
como una identidad perdida.
con la maleta llena de detalles,
recorro con la mirada hoy, sus calles y
cada rostro que a mi lado pasa.
Visito el parque de mi infancia; maravillada,
sintiendo lo que en aquel lugar viví,
una glorieta iluminada al son de la música de
aquel lejano tiempo.
Ilusionada, quiero volver hasta el mercado,
la fruta fresca y el pan caliente,
el olor a café estimulaban mis papilas
ahora frente a él, me desconcierto.
Quiero escuchar la voz de Pirín
−Gritando ¡fritura fresca!
En su lugar un musculoso chico
Miro al frente buscando al tabaquero,
recuerdo sus hojas secas del techo al suelo,
una mujer gorda, trae una bandeja llena de
anzuelos.
Giro la cabeza, pienso en aquel moreno
de ojos saltones que ofrecía mangos,
plátanos y melones, en su lugar
unos chinos venden flor y veneno.
Confusa y agobiada
no conozco nada.
Mil voces recorren mi memoria,
sintiéndome incapaz de orientar aquí mi historia.
Mi casa grande, llena de muebles y recuerdos
ante esta puerta pequeñita, tablones sueltos
portal ruinoso y destartalado
un nudo en mi: ¡esa no es mi casa grande!
Mirando mis manos desconcertada,
un manojo de arrugas temblorosas,
unas lágrimas recorren mis mejillas,
yo tampoco soy la que ayer fui.
Mi recuerdo y mis emociones,
hicieron de mi pueblo algo
que hoy no es, una chica que me mira
me pregunta ¿ A quien busca?
Resignada le contesto,
a margarita la maestra
a Manuela la costurera
a Emilio el zapatero
a Luisa la loca, a Piñera la biscochera
ella hizo las mejores magdalenas
que recuerdo.
Soy la bisnieta de Margarita
no la conocí, pero mi madre igual
que usted la recordaba. La iglesia
nueva, hermosa dice ella orgullosa.
Ni siquiera la virgen del carmen
patrona de mi pueblo era la que
recordaba, una nueva imagen
aguardaba encima del retablo.
Como extraña en medio de otra vida
buscaba en los rincones de este pueblo
lo que imaginaba
como una identidad perdida.
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